No hace mucho, el mundo era tan hermoso, pájaros, animales y plantas verdes hacían la belleza de un paisaje. En las ciudades se podía encontrar personas que intentaban persuadir a otras de cuidar al mundo. Cuidar el agua, respetar los animales, evitar los agrotóxicos, utilizar al sol como energía renovable, controlar la natalidad de las poblaciones mas pobres, etc, etc y, obviamente estaban los que no hacían nada y no dejaban hacer. La tecnología se apoderó de la mente humana y lo alejó del amor, de la bondad, del bien común.
Treinta años después de 2017 la Tierra enfureció. Un conjunto de efectos climáticos contrajo numerosas catástrofes y la contaminación del agua esta en un punto máximo. La guerra ya no es por religión, ni por petróleo, ni por quien tiene las mejores armas nucleares. Es el agua el tesoro mas buscado y se genera otra vez un poder mezquino y juega con intereses peores pues de mas esta decir que de agua somos y sin ella no hay vida.
Diversos lugares desaparecieron bajo las aguas, no existe el hielo polar. Las temperaturas son tan altas que es casi imposible permanecer mucho tiempo al sol. Tantas especies de flora y fauna se extinguieron debido al clima; las sequías extremas o inundaciones con contenidos tóxicos de fábricas o miserias que hoy no existen pero dejaron gran parte de países productores de minerales; el suelo y el agua envenenada que rápidamente se extendieron miles y miles de kilómetros de recursos irreparables.
Las viviendas solo es un típico paisaje para el recuerdo. Desde que se derritió el polo mas fuerte, el del Sur, poblaciones completas construyeron ciudades en lo profundo de la tierra debido al poder aislante del calor que agobia. Tornados de categorías nunca vistas destruyen todo a su paso. Las lluvias siempre se producen con granizos que son grandes pedradas de hielo. Llegamos a esto, solo esperamos un milagro.
Sobrevivientes de las guerras químicas del Asia, emigraron a otros puntos. Gran parte de los continentes europeo, América del Norte es desolado e inhabitable, el pulmón del planeta, el Amazonas, no sobrevivirá mucho tiempo… Hoy me tocó hacer guardia en unas parcelas de verduras y tengo orden de evitar como dé lugar que los «hambrientos» nos roben los alimentos.
By Calú Carz
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